Ir de tapas debería de considerarse deporte nacional.
En un país en el que la riqueza cultural permite afirmar con orgullo que la diversidad es uno de nuestros grandes valores, un punto donde cada una de las personas que vive en España coincide es en el placer de disfrutar de una cerveza y una tapa en cualquier terraza.
Mucho más ahora que llega el veranito.
¿Cuál es la mejor ciudad española para ir de tapas?
En una época en la que nos obsesiona la exportación de la Marca España, nuestro tapeo debería de volar libre a lo largo y ancho del mundo. No hay nada que nos represente mejor.
Habla de nuestra alegría. También de que siempre encontramos una razón para sonreír, por muy mal que vayan las cosas, y de que conocemos el secreto peor guardado del mundo: las penas y el júbilo saben mejor si lo compartimos con quienes queremos.
Y para ello nunca hay excusa mejor que ir de tapas.
Somos un país muy distinto.
Disfrutamos de las lenguas más variadas.
Costumbres que no se parecen en nada en el norte y en el sur.
Hay quienes miran con prejuicios una realidad que en realidad es un tesoro cultural.
Aprendemos los unos de los otros y hallamos en la gastronomía una excusa para recorrer cada uno de los parajes del país.
Podríamos hilar fino y construir una ruta de tapas a lo largo y ancho de las ciudades y nos quedaríamos con ganas de deleitarnos con todavía más sabores propios de cada lugar.
Aunque ahora que ya hemos esbozado todas las palabras buenas que guardábamos en nuestras entrañas y hemos hecho el hueco suficiente para salivar pensando en los manjares que queremos recomendaros, tenemos que admitiros que este ha sido uno de los artículos más complicados que hemos preparado.
Del sector inmobiliario se puede hablar sin problemas, pero cuando a este se le suman temas de tanto calibre como es el de la comida y el estómago, nos ponemos tiernos y se nos escapan las lagrimillas al debatirnos entre qué cinco ciudades son las que te vamos a recomendar.
Con ojitos húmedos y vistiendo de negro en señal de luto autoimpuesto, las cinco ciudades que más nos gustan para ir de tapas son:
- Granada
- León
- Logroño
- Santiago de Compostela
- Pamplona
¿Quieres descubrir por qué?
Granada: nuestra primera parada en forma de tapa
No sabemos por qué necesitarías una excusa más para visitar Granada. Dicen que por la noche no brilla para no acomplejar con su belleza a las estrellas.
Y es que las calles se alhambran cuando caminamos bajo la luz de la luna.
Aun así, si eres de esos que requiere todavía más motivos para perderte por este enclave histórico, el estómago también puede convidar una razón de peso para convencerte.
Granada cuenta con uno de los sabores más puros de todo el panorama nacional. Solo quienes lo han descubierto han sabido lo que significa catar el sur.
Con un estilo gastronómico personal, las tapas pueden transformarse en el mapa de la ciudad.
El camino de migas de pan que nos guía para recorrer todos sus callejones y sentirse, aunque sea como visitante, un poquito más granadino durante una jornada cualquiera.
Es una ciudad que te espera con los brazos abiertos, dispuesta a aceptar toda cultura, como ha demostrado a lo largo de sus siglos de historia.
León: donde el buen rollo y las tapas van de la mano
Cuando pensamos en lugares a los que queremos volver de tapas León aparece en las primeras posiciones.
Ni siquiera lo dudamos.
Tiene que estar sí o sí. Su sabor es la consonancia entre el buen rollo y la variedad de oferta que hay en cada bar.
Si además de sibaritas del tapeo sois de estómago grande, este lugar seguirá deleitándoos con su optimismo.
Las cantidades no son precisamente pequeñas.
Ninguna persona tendrá problemas en llenarse la panza mientras disfruta de cortos y chatos, su particular forma de denominar a las cervezas y a los vinos.
Si nos permites el atrevimiento, te recomendamos encarecidamente que te des una vuelta por El húmedo, un barrio impregnado de sabor medieval.
Logroño: rumbo al norte y a sus sabores
El siguiente eslabón en el camino de baldosas amarillas es Logroño, la capital de La Rioja.
Uno de los lugares donde se puede encontrar la mayor dedicación al noble arte de la tapa.
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce.
En un lugar donde el concepto es tan importante, el ring ring de la caja registradora también es un habitual. Para disfrutar de los sabores riojanos tendrás que desembolsar dos o tres euros, pero merece la pena.
Es uno de nuestros lugares favoritos.
Todavía recordamos la última vez que caminamos por sus calles en busca de alimento.
Estaba todo tan bueno que sentimos el hinchazón a estas alturas de la vida.
Santiago de Compostela: porque Galicia es un tesoro
De oca a oca y tiro porque me toca, decíamos de pequeños cuando le dábamos la vuelta al parchís. Se trata de una expresión que podríamos seguir utilizando hoy en día.
Define a la perfección cómo nos estamos desplazando por la península. Seguimos el aroma de las tapas y nuestro estómago es el único capaz de tomar decisiones.
No podíamos abandonar España sin llegar hasta el punto más al oeste de la península.
Allí se encuentra Finisterre.
El cabo que denominaron con este término los romanos por ser el territorio en el que se acababa el mundo.
Sin tener que llegar hasta tan lejos, aunque en su faro habita un restaurante realmente interesante, Santiago de Compostela es el foco de todas las miradas.
Destino de millones de peregrinos cada año. Tras el esfuerzo realizado en el camino se cobran su recompensa para el alma y el estómago.
Si hay un placer que comparte todo visitante de esta ciudad es la posibilidad de perderse por sus callejuelas y sentir que se viaja a otra época en su casco histórico.
Entrar en sus tabernas es una experiencia que ya por sí mismo merece la pena, pero una vez ordenamos la primera cerveza y nos deleitamos con el acompañamiento no querremos retornar jamás al siglo XXI.
Pamplona: no solo de San Fermín vive esta gran ciudad
Necesitamos poner el punto y final a esta retahíla de recomendaciones por nuestro bien.
Han pasado muchas horas desde nuestra última comida. Los rugidos de nuestro estómago se están escuchando ya por toda la oficina. Notamos que nos miran raro.
Como si ellos pudieran hablar sobre tapeo sin salivar…
¡Ellos sabrán!
Así que no se nos ocurre mejor opción que finiquitar esta ardua tarea que con la ciudad que esgrime a los cuatro vientos las palabras de arte de la tapa y del pincho.
Una declaración de intenciones en toda regla. Cumple con lo prometido.
Dicen que las palabras se las lleva el viento, pero quien argumentara esta falacia no pensó que posteriormente serían empleadas por una ciudad como la que ahora preside este espacio.
Gracias a su costumbre de reuniones sociales antes de las comidas, son muchos los que, cerveza y tapa en mano, buscan sacarle el mayor partido a las horas previas a llenarse el estómago.
Pamplona demuestra que no es solo interesante en San Fermín, sino que en todos los momentos del año denota un interés para cualquier visitante.
Estas son las cinco ciudades para ir de tapas que más nos gustan. ¿Está tu favorita? ¿Cuál nos hemos dejado? ¿Cuál es tu tapa favorita?