El croissant y su origen de película

¡Que levante la mano la persona que en alguna ocasión haya desayunado o merendado un croissant! Es evidente que todos, por lo menos en una ocasión, nos hemos dejado llevar por la tentación del sabor de este bollito. No es para menos. ¡Está riquísimo! Y, oye, que con mesura, no pasa nada por darse un capricho de vez en cuando. Sin embargo, lo que te podemos prometer es que por muy experto que seas en comértelos, desconoces cuál es el país en el que nació. ¡Y mucho más las razones por las que lo hizo!

El croissant no es un alimento francés

El origen del croissant que desconocías

¿Sorprendido? Nosotros te tenemos que admitir que lo estuvimos mucho cuando lo descubrimos. Bajo ningún concepto hubiéramos imaginado que con esa sonoridad y manera de ser escrito no fuera del país vecino. Sin embargo, no tiene nada que ver con este.

En realidad, su origen se encuentra en Austria y su historia te va a encantar. Corría el año 1683, el ejército otomano estaba tratando de conquistar la capital del país, Viena, y para ello querían pillar desprevenidos a los muros de una defensa que no daba visos de poder ser vencida.

De esta manera, los generales otomanos trataron de tirar de astucia. Pensaron que la mejor opción era cavar un túnel de madrugada y colarse en la ciudad sin que nadie se percatara. Una vez dentro ya comenzaría la masacre.

Sin embargo, estos soldados nunca pensaron quién sería el grupo que le opondría resistencia. No fueron combatientes, ¡sino panaderos! Estos, que se habían levantado a horas intempestivas para cocinar su pan, escucharon un ruido sospechoso y dieron la voz de alarma sin pensárselo dos veces.

Un alimento cargado de ironía

Esta historia llegó a oídos del Emperador Leopoldo I. No dudó en ir en persona a agradecer a los panaderos el servicio que le había prestado al país. Estos, para recibir al líder del Estado, cocinaron los primeros croissants de la historia. Tenían forma de media luna, eran una especie de bollitos, y el mensaje no era más que una burla al ejército otomano, cuyo símbolo es claramente conocido por todos.

Esta es la historia del origen austriaco de los croissants. Ya nunca más podrás decir que estás comiendo algo francés cuando tengas este maravilloso postre entre las manos.

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