La llegada del niño: los cambios que provoca en el hogar

Dicen que donde caben dos, caben tres. Permanecer hacinados en una lata de sardinas no puede ser saludable. Jamás. ¿A qué viene tanto apretujamiento? La convivencia en pareja debe contemplar múltiples eventualidades para instalar otra cama en casa: un amigo que requiere de techo por unos días, la visita inesperada (y esperemos que agradable) de tu suegra, cualquier discusión en la que no quieras acabar en el sofá… Aunque puede que con tanto ejemplo también estés pensando en el cuento de la cigüeña, y sería lo suyo. La llegada de un niño puede alterar la disposición del hogar hasta límites insospechados. La cosa no se reduce a incorporar una cuna en el cuarto que, hasta ahora, se destinaba a los invitados. Se trata de un cambio que transformará varios espacios de la vivienda para dejarlos casi irreconocibles. Cuando tu retoño dé sus primeros pasos tendrá que pulular a sus anchas por casa. Es decir: que deberás acondicionar el inmueble para su comodidad. ¿Quieres saber cómo?

Preparar la casa para la llegada del niño

Todo padre primerizo tendría que valorar los siguientes consejos:

1. Limpiar, limpiar y limpiar

Una regla de oro que debes marcarte como objetivo número uno. Un bebé debe cuidarse entre algodones; no puede estar expuesto a los peligros que le reserva la vida de buenas a primeras. Unos peligros que, cuando el niño ni siquiera se ha formado como persona, acechan en forma de bacterias. Así que antes de depositar al crío en su recién estrenada cuna, tendrás que limpiar la casa para que no quede ni un ápice de suciedad.

2. Preparar su habitación

Seguro que en casa cuentas con aquella habitación híbrida que vale para todo. ¿Sabes a cuál nos referimos? A la versatilidad que exuda una estancia que sirve de cuarto de invitados, trastero y despacho. Si tu vivienda sólo tiene dos dormitorios, sabrás de qué estamos hablando. Pues es justo en esa estancia donde podrías alojar al bebé, unos aposentos a los que su joven majestad podrá retirarse si cumplen con lo siguiente:

  • Iluminación

La iluminación natural es necesaria, más que básica. No puedes guardarle al enano la habitación más oscura de la casa. ¿Qué quieres, que crezca sumido en las tinieblas? Aunque tampoco es del todo aconsejable que el sol entre a raudales. De ahí que unas cortinas y una lámpara en el techo tengan la misma importancia que la claridad de la ventana. Por otro lado, la presencia de un punto lumínico indirecto también se agradecerá. Pero recuerda lo dicho: la luz exterior será siempre la más recomendable.

Preparar la habitación para la llegada del niño

  • Ventilación

Por muy evidente que parezca, trata de proteger al niño de temperaturas extremas. ¿Acaso no lo haces tú? Pues el peque merece aún más mimos de los que te prodigas a ti mismo. Debes abrir y cerrar la ventana para que el aire limpio renueve cualquier ambiente enrarecido. ¿Y qué pasa con los inviernos gélidos como el témpano? ¿Qué ocurre con los veranos abrasadores como el averno? Pues que deberás sacar a la criatura de la habitación cuando quieras ventilarla. ¿Y el aire acondicionado? Inofensivo. No es dañino si no incide directamente sobre el churumbel.

  • Mobiliario

No merece la pena recargar su cuarto para que luzca tan barroco como el de un infante. Que sí, que ya está claro que lo tratarás como tu pequeño príncipe. Pero te garantizamos que con una cuna, una cambiador-bañera y un juguetero tendrás suficiente. No es rico el que más tiene, sino quien menos necesita.

  • Proximidad

La comodidad exige que la alcoba del crío esté cerca de la vuestra. Y el motivo no es otro que las peticiones que recibirás en forma de sollozos a altas horas de la madrugada. Si no quieres trastabillar a oscuras con el mobiliario dispuesto entre tu habitación y la del enano, que duerma en la estancia de al lado. Que sea tu nuevo  vecino. Así tus itinerarios nocturnos serán tan breves como una escapada romántica.

  • Decoración

Cada uno es libre de imponer la estética que prefiera para la habitación del niño; no existe una ley escrita que se pueda infringir o respetar. Tampoco vamos a obligarte a pintar las paredes de rosa o azul en función de si es niño o niña; queremos huir de lo clásico. Sin embargo, es cierto que hay colores de la gama pastel que hoy están en boga y que se alejan de los tópicos. Aportan serenidad y equilibrio. Una variedad cromática que encaja con lo infantil.

Asegura la casa para la llegada del niño

Pero la habitación no es el único espacio que debas acondicionar para la personita que formará parte de vuestras vidas.

3. Asegurar la casa

Todo crío tiene alma de intrépido aventurero. Una faceta que dormita en su interior cuando el niño sólo sabe roncar y mamar, pero que despierta alcanzada cierta edad. Sobre todo cuando sus primeros pasos le permiten deambular por toda la casa. Momento esperado por toda la familia con enorme júbilo, pero requiere de ciertas medidas de precaución.

  • Enchufes

Tápalos si no quieres llevarte un disgusto, harás bien. Los más peques sienten una extraña atracción hacia los enchufes; no pueden evitar acercar sus dedos. Si quieres respirar tranquilo, cúbrelos con un protector de plástico para que no te dé un infarto cada dos por tres.

  • Balcones, ventanas y escaleras

No le pongas barreras a su imaginación; pónselas a las ventanas, escaleras y balcones de tu casa. El motivo es evidente, ¿verdad? Te ahorrarás sustos y caídas aparatosas.

  • Objetos puntiagudos y productos tóxicos

Deben mantenerse fuera del alcance del peque. Ya puedes despejar cualquier mesa, estantería o silla de elementos punzantes o artículos nocivos. ¿No ves que se lo llevan todo a la boca?

A pesar de haberte dado la tabarra con tanto consejo, no sabes cuánto nos alegramos de que tu rutina vaya a cambiar.

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