Algunos se toman la Navidad como un asunto muy serio. Aunque sea la época propicia para que una sonrisa perenne se instale en tu rostro, los hay que conciben estas fechas como una absurda competición. A ver si consigo tener más invitados que el vecino esta noche, a ver cuántos regalos le entrega la otra tía a mi querido sobrino, a ver cuánto dinerito me pone mañana la abuela en el bolsillo. ¿Nunca lo habías contemplado desde esta óptica? Entonces deberías hacértelo mirar, porque los campeonatos para dilucidar quién sale mejor parado tras las fiestas se aprecian en cualquier detalle, cualquier gesto. Las fachadas de las casas son el ejemplo más acertado cuando hablamos de estos concursos. ¿Sabes por qué? Por su iluminación, claro que sí. El alumbrado exterior del hogar es la mayor manifestación amorosa hacia las navidades, pero también deja entrever las disputas internas entre los habitantes de un barrio. Si vieras la cantidad de bombillas que los más apasionados encienden en sus domicilios, creerías que en su interior vive gente con brillantes ideas.
¿Te gustaría visitar algunas de las casas más rutilantes de la Navidad?
1. La casa de la familia Hyatt
¿Sabes cuánto tiempo tardan los Hyatt en iluminar su casa? Seis semanas. Una tarea que llevan a cabo año tras año. Incansables, entregados. También cansinos. Por mucho que todo parezca casi un cuento de hadas, las autoridades ya han solicitado a esta familia compuesta por un matrimonio y sus hijos que abandonen esa fascinación por tanto destello. Según el parecer de algunos vecinos, resulta una molestia que su calle se vea congestionada por el tumulto abarrotado frente a la casa, ubicada en Florida. ¿Eso quiere decir que dejarán de poner las 240.000 luces que resplandecen en su hogar?
2. La casa de Alex Goodwind
La casa de Alex Goodwind está situada en Melksham, Inglaterra. Sí, un inglés. ¿Te parece raro? No pienses que los únicos por cuyas venas corre el espíritu navideño son los estadounidenses, porque te llevarás más de una sorpresa. Aquí el bueno de Alex empieza a planificar cómo decorar su fachada en el mes de julio. ¡En verano! ¿A quién se le ocurre tener en mente la Navidad cuando restan cinco meses para su llegada? Pues a los británicos, que los pobres sólo ven el sol cuando se van de vacaciones. Ha habido años en que el señor Goodwind ha gastado más de £ 3000 en sus luces. Casi nada.
3. La casa de Jane Stewart
La historia de Jane Stewart podría llegar a conmover a cualquier figurita inanimada de tu belén. La cosa va así: tanto Jane como su marido Larry – fallecido hace seis años – siempre quisieron decorar su casa tal y como la ves en la foto. Una ilusión que mantuvieron ambos y que nada ni nadie echaría por los suelos. Ni siquiera la muerte de su pareja impidió que ella acabara cumpliendo un propósito tan emotivo. Un homenaje particular para el que fue su compañero de vida. Pero esta es una crónica de luces y sombras, pues las cascadas lumínicas que se precipitan por el tejado del inmueble incordian a más de un vecino. Aunque si tienes en cuenta que se utilizan 65.000 diodos fotoemisores, no te extrañarás.
4. La casa de la familia Fiedler
Esta propiedad cuenta con los personajes y elementos más típicos de la Navidad. Lo que vendría a ser un clásico estadounidense. Porque cuando se trata de hacer las cosas a lo grande, seamos honestos, nadie puede ganar a los americanos. Y ya dijimos al principio del artículo que todo esto era una competición, ¿te acuerdas? Los que viven en la casa de los Fiedler, en Maryland, son conscientes de que estas fiestas no pueden entenderse sin Santa Claus, sin un tren cargado de regalos, sin un conjunto de árboles… Imagínate si son detallistas que también han colgado un letrero bien grande que dice “Noel”, no vaya a ser que algún despistadillo no entienda el porqué de tanta decoración. Aunque es cierto que está en francés. Oh, vaya.
5. La casa de Dominic Luberto
Para Dominic Luberto, la Navidad es algo sagrado. Tanto es así que durante los dos meses que preceden a las fiestas, ansioso hasta decir basta, no hace sino pensar en la ornamentación luminiscente que colgará en su casa. ¿Cuántas bombillitas eres capaz de contar en la fotografía? En serio: ¿cuántas? Pondríamos la mano en el fuego a que si tuvieras que adivinar un número a ojo, a voleo, ni te acercarías a la cifra. Son 250.000 las luces de las que se vale para que su casa sea una especie de fortaleza que brilla en medio de la oscuridad. Una fortaleza, por cierto, custodiada por unos guardianes algo infantiles que causan temor. ¿Quién es el valiente que se atreve a cruzar sus puertas?
6. La casa de Francisco Cano
Pero no todo van a ser norteamericanos, qué va. Una mirada hacia nuestra propia tierra nos descubre a un electricista llamado Francisco Cano, natural de Cantabria, que por deformación profesional no puede evitar convertirse en Navidad en el vecino más famoso del pueblo. Francisco coloca más de 22.000 lucecitas por el contorno de su fachada, su jardín y los árboles de su casa. Los niños se detienen ante su hogar para contemplar, maravillados, un espectáculo al que no están acostumbrados. “Lo hago porque me gusta”, afirma Francisco. Aunque también asegura que tanta iluminación desemboca en alguna que otra catástrofe en forma de siniestros. Los conductores que pasan por la calle, alelados, no pueden desviar los ojos de la propiedad y acaban chocando.
7. La casa de Tom BetGeorge
Fuente: http://www.nydailynews.com/entertainment/movies/calif-house-features-star-wars-light-display-article-1.2050215
Y ya para finalizar esta fulgurante lista, nos gustaría obsequiarte con un presente multisensorial poco común. La casa de Tom BetGeorge no es sólo un regalo para la vista, sino que también concede una serie de presentes auditivos inusuales. Este profesor de música ha conseguido algo formidable gracias a su ocupación. Ha logrado sincronizar el parpadeo de las luces que decoran su hogar con algunas canciones de la saga de Star Wars. Iluminación navideña al ritmo de La Marcha Imperial, de los títulos de crédito que encabezan las películas. Nunca la banda sonora de esta saga había estado tan bien acompañada.
¿Vas a gastarte tanto dinero decorando tu casa?