Si nunca has entendido aquello de que compartir es vivir, con la compra de un piso serás consciente del significado de esa premisa. Ahí está la clave que permite descifrar el enigma. La vida en un edificio está hecha para las personas que desean convivir en comunidad, para los que desean sentirse arropados por el calor de sus vecinos. Detenerse en la escalera para charlar con el de arriba, pedirle sal al de enfrente porque la tienda ha cerrado, desearle buenos días a la señora de abajo... Estas acciones cotidianas son las que definen el día a día en un piso. Es en estas viviendas ubicadas en el centro donde percibes el espíritu urbano, donde el corazón de la ciudad late con fuerza.
Los ermitaños se ven fuera de lugar en un edificio plantado en plena urbe. Es lo que tiene el hecho de residir en un piso; tienes que enfrentarte a la convivencia. Por fin se acabó aquello de deambular por calles solitarias, ya no mantendrás conversaciones interminables contigo mismo. Por no hablar de las fiestas frustradas que jamás pudiste celebrar en casa, cuando tus amigos rechazaban invitaciones porque vivías en el otro hemisferio. Ahora estarás incrustado en el meollo, ya no verás más bolas del desierto cruzando la carretera. Con un piso harás amigos en tu propio bloque; pronto recuperarás el hábito de saludar a la gente. Bienvenido a la coexistencia social.
Nada llega a ser tan reconfortante como unas merecidas vacaciones, el largo descanso que todos anhelamos tras unos meses de trabajo duro. De ahí que poseer un apartamento se antoje como un privilegio incomparable para disfrutar de tus días de asueto. Sabes que es así; no todo el mundo puede permitírselo. Amanecer en un lugar tranquilo y desayunar en un balcón frente al mar. Dar un garbeo por enclaves idílicos y echarse siestas en un salón acogedor. Una comodidad proporcionada por una casa a la que consideras tu segundo hogar . Ese apartamento tan preciado por el que se filtra la brisa veraniega, cuando el sol y el buen tiempo reclaman tu presencia en un lugar familiar.
¿Tú sabes lo caro que resulta el hospedaje vacacional? Porque cuando te pongas a echar cuentas te entrará el tembleque. Es preferible que ni lo calcules; no te hará falta. Con un apartamento ubicado en un paraje tan encantador, gozarás de una estancia gratuita. Lo único que pagarás será la compra del súper. No tendrás que estar pendiente de la oferta hotelera, respirarás tranquilo sin la necesidad de reservar habitación. La eterna pesadilla de prepararlo todo con antelación para que no se llene el complejo turístico de turno. Despreocúpate y líbrate de problemas: estás de vacaciones. Deja de sufrir en aquellos alojamientos que apretujan como latas de sardinas. Gana en calidad.
Vivir instalado en las alturas para combatir tu propio vértigo, dominarlo todo desde una perspectiva envidiable sin estar en las nubes. Ese sería tu pan de cada día si te quisieras comprar un ático. Saldrías a tomar el fresco en una terraza gigantesca, te dejarías bañar por la claridad diurna que inundaría tu casa. Habitar en la propiedad más elevada de un edificio te conduce a otro nivel, te catapulta hasta el Olimpo inmobiliario. ¿Que el vecino de arriba es un verdadero incordio porque vive en una fiesta continua? No le dediques más tiempo al tema; ahora no tendrás que arrearle más escobazos al techo. El ático es la joya que corona cualquier bloque de viviendas.
La familia va en aumento y los espacios de tu hogar parecen estrecharse. Tus sentidos no te engañan; aquí no hay lugar para las ilusiones ópticas. Se trata de la realidad, que te está pidiendo a gritos una vivienda más amplia llamada dúplex. Esa propiedad de doble altura conectada con una escalera interior, el producto estrella para las parejas con hijos que buscan mayor confort en su nueva etapa. ¿Para qué mudarse a un chalet en el extrarradio si quieres permanecer en la ciudad? ¿Para qué abandonar el estilo de vida que tanto adoras cuando puedes adquirir un dúplex? Cada miembro podrá disponer de su propia habitación; la distribución de la casa será como un juego de niños.
El secreto no radica en acumular metros cuadrados como si no hubiera un mañana, consiste más bien en sacar el máximo partido de las dimensiones de tu casa. Sobre todo cuando son reducidas. El estudio es un subtipo de vivienda que representa el minimalismo hecho casa, el hogar donde aprenderás lecciones valiosas contra del absurdo barroquismo que carga el interior de ciertas propiedades. Un inmueble configurado alrededor de un solo ambiente; todo girará en torno a ese salón que comparte espacio con tu habitación y cocina. Todo en uno. El método más eficaz para ahorrar, tanto en limpieza como en gastos. Para qué engañarte: el estudio es lo más irresistible si estás soltero.
Lo mejor de cantar las bondades de un bajo estriba en la desmitificación que implica. Es decir: todo el mundo se ceba contra este tipo de viviendas a ras de suelo, pero muchos no se dan cuenta de la enorme cantidad de ventajas que entraña. El primer beneficio lo apreciarás cuando tengas que realizar tu mudanza, pues no habrá necesidad de escalar el Everest para cargar con tanto mobiliario. Luego te sentirás especial al ser el único vecino de tu comunidad con patio interior, un rincón inmejorable para cenar en verano y plantar tu pequeño huerto. Aunque el reclamo más atractivo de un bajo se traduce en su precio, más rentable que el de las otras propiedades que componen tu edificio.