Con un disfraz tendremos la capacidad de zafarnos de nuestro aspecto por unas horas. Podremos tomar prestada una apariencia ajena para adoptar otra conducta, para alquilar durante un tiempo la personalidad del ser que intentamos emular. Esa facultad tan curiosa es la que nos concede una festividad como Halloween, un día en el que todos parecen poseer el superpoder de Mística en X-Men. Pero a diferencia de esta mutante que abusa de sus habilidades con malas artes, la tradición de esta jornada te obliga a vestirte con harapos, máscaras y capas oscuras. La costumbre te planta frente al espejo para que salpiques tu rostro pálido con pintura roja. Tendrás que confeccionar un conjunto de lo más elaborado si no quieres desafinar cuando nos cubran las tinieblas del 31 de octubre. Aunque está claro que esto disfrazarse no es para todo el mundo. Tal vez tú prefieres quedarte en casa con un bol de palomitas sobre el regazo y en posición horizontal en el sofá, bien arrebujado bajo una manta. ¿Hemos acertado? Entonces estás de enhorabuena, porque nos gustaría compartir contigo algunos clásicos del terror para que los goces este Halloween. Las pelis de miedo se realizaron para fechas así.
¿Estás listo para que te castañeen los dientes?
1. El exorcista (William Friedkin, 1973)
Esta película no sólo hizo saltar de sus asientos a la gente que la disfrutó en las salas, sino que a día de hoy sigue causando más de un estremecimiento. El exorcista narra la historia de una niña de doce años que, un buen día, empieza a ser víctima de una serie de sucesos espantosos: camas que se tambalean cuando duerme, espasmos violentos que doblegan su cuerpo, temperaturas gélidas en su habitación… En resumen: que el mismísmo diablo (que sabe más por viejo que por diablo) decide invadir su cuerpo para quedarse a vivir en sus entrañas durante un tiempo. Y sin pagar alquiler. Es ahí cuando a Regan – el nombre de la pobre criatura – se le cuartea la cara como la corteza de un árbol. Es ahí cuando empieza a regurgitar una sustancia verde que ya forma parte de la historia del cine. Es ahí cuando empieza a hablar en latín como si fuese Julio César. Ya te estás revolviendo en la butaca, ¿no? Pues deberías.
2. El resplandor (Stanley Kubrick, 1980)
Una de las obras magnas del maestro Stanley Kubrick, que se atrevió con la adaptación de una novela de Stephen King. Una narración que expuso lo mejor de un Jack Nicholson en un papel que le viene que ni pintado. Esta película cuenta cómo un escritor en plena fase de bloqueo acepta un trabajo un tanto peculiar: cuidar de un hotel alzado en medio de unas montañas que permanece cerrado durante el invierno. A lo largo de su estancia, el aspirante a novelista tratará de cazar unas musas que se le escapan; la inspiración suele presentarse en enclaves apartados. Pero lo que se encuentre será algo muy distinto: puertas que llevan a lugares inesperados, ascensores que escupen toneladas de sangre, bares donde se celebran fiestas estrafalarias… No queremos provocar más spoilers, querido lector, pero más vale que te montes en ese triciclo que se desliza sobre una moqueta con cenefas para que sepas de qué hablamos. Por cierto, ¿piensas ver la película a solas o invitarás a alguien?
3. La matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974)
Es posible que ahora tu casa te parezca el escondite más apropiado para no tener que disfrazarte, para que no te saquen a rastras hacia una noche gobernada por los muertos. Hogar, dulce hogar. ¿No es así? Pues eso no fue lo que debieron pensar los protagonistas de La matanza de Texas, no señor. ¿Quién les iba a decir que pedir combustible en una propiedad vecina les iba a costar tan caro? Tú imagina por un momento que, con la vana esperanza de toparte con un buen samaritano, acabas metido en el seno de una familia caníbal con un loco hambriento que te persigue sierra mecánica en mano. El plan no puede ser más apetitoso, ¿no crees? Bueno, tal vez para esa estirpe de dementes lo sea. En cambio, no sabemos cómo tú reaccionarías al encontrarte en ese pequeño brete. Pero una valiosa lección sí que debió aprender esa cuadrilla de colegas: no confíes en extraños. Seguro que tu madre te lo habrá repetido cientos de veces.
4. Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960)
Un clásico que merecía aparecer entre los que figuran en las listas más top de terror; no todo va a ser la segunda temporada de Stranger things, amigo. Aunque a Hitchock se le asocie más con el suspense que con otra cosa, Psicosis es una película que tendría que visionarse a menudo. Por eso creemos que la fiesta de Halloween es una excusa perfecta para rendirle tributo a uno de los directores más aclamados. Suponemos que conoces la sinopsis de la obra. Es decir: secretaria avispada decide hurtar fajos de billetes a su propia empresa. Conduce sin rumbo hasta encontrar refugio en un motel. Y no es un motel cualquiera; es el Bates Motel. Ahora sí que te suena el argumento. Ahora sí que te viene a la cabeza la imagen de un pervertido con el ojo puesto en un agujero de la pared, contemplando el agua que resbala sobre el cuerpo desnudo de una joven rubia, de pelo corto. La parte de los cuchillos y violines nos la ahorramos; preferimos que tú mismo te deleites con el asesinato más emblemático del séptimo arte.
5. La noche de Halloween (John Carpenter, 1978)
El título de la cinta lo dice todo. ¿Qué mejor film puedes elegir esta noche para luego protegerte con las sábanas? La saga de Halloween es la más adecuada para que hoy te cueste pegar ojo. Sin embargo, nos gustaría que revisitaras la peli original que encendió el motor de una historia que todavía sigue en marcha. La noche de Halloween dio a conocer las desgracias acaecidas cuando Michael Myers, un niño un pelín travieso de seis años, decide empuñar un machete para acabar con la vida de todos sus familiares. Tras haber ingresado en un hospital psiquiátrico, el bueno de Michael se da a la fuga para volver al barrio que lo vio crecer y hacer de las suyas. Un slasher dirigido por John Carpenter que presenta una banda sonora inolvidable. Haz que el sonido del teclado retumbe por toda tu casa; ponlo a todo trapo. Será en ese momento cuando un ápice de nostalgia se asome a tu rostro.
Ahora sí que sí: feliz Halloween.