Hacía demasiado tiempo que en París el monumento más alto no era la Torre Eiffel, sino los precio del alquiler. Ellos habían sentido las caricias de las nubes y se habían colocado a unos niveles prohibitivos para las familias parisinas. Por ello, el Gobierno francés ha decidido que esta realidad no podía continuar de este modo.
París dice que a la segunda irá la vencida
Mientras en España hay dos líderes políticos que se pelean por ver quién es el mejor amigo del Elíseo, resulta que en Francia se dedican a tomar decisiones para mejorar la vida de los ciudadanos.
Después de un intento fallido entre los años 2015 y 2017, que fue cancelada por temas judiciales, la nueva norma ha solventado las pesquisas que frenaron el desarrollo de la anterior y desde ayer funciona sin reparos.
El objetivo de la norma consiste en reducir la presión que existe sobre los arrendatarios ante la escalada de unos precios de alquiler que no conocían límites. Por ello, el Elíseo ha afirmado que mantendrán durante cinco años la norma, observarán qué sucede con el mercado y, en función de ello, tomarán la siguiente decisión.
Eso sí, se han referido a que la única manera de volar tan alto que la caída vuelva a ser tan grande como la que ya parece que se nos ha olvidado es que todos los partidos trabajen de la mano por el pueblo.
¿Cómo funciona la limitación del precio del alquiler parisino?
A la hora de legislar existen dos maneras de tomar las decisiones. La primera es jugar a los dados y colocar cifras al azar (o que nos parecen bonitas) como límites al precio del alquiler y, por otro lado, está el modelo francés que ha conformado unos precios de referencias a partir de una serie de valores ponderados en su medida correcta de la situación actual del mercado del alquiler.
Estos precios de referencia se pueden consultar en la página web del consistorio Parisino y la norma implica que no se podrán superar en más de un 20 %. Veremos qué tal responde el mercado negro ante una serie de galimatías que se intuyen complicados, pero, otra cosa no, el ser humano es pícaro por naturaleza.
Por cierto, estas reformas no se aplicarán a los contratos en vigor, así que las relaciones que ya existían.