Bajar la factura de la electricidad en Navidad: el mejor regalo

En este blog nos gusta adoptar distintos puntos de vista. Aquí tocamos todos los palos; no nos casamos con nadie. Comulgamos con la idea del respeto hacia distintas perspectivas. Si queremos enriquecer nuestra visión global del mundo, tenemos que ser empáticos. Hace unos días no podíamos reprimir una sorpresa mayúscula al contemplar, anonadados, cómo algunos iluminan sus hogares durante las navidades. El cariño que estos apasionados le profesan a las fiestas está fuera de toda duda. Su amor es tan elevado como la factura de la electricidad que reciben a final de mes. ¿Tú viste las imágenes que publicamos? Con este alumbrado serías capaz de encender las minas de Moria. Es por eso que hoy nos hemos levantado con ganas de enfocar esa afición desde otro prisma: ¿a cuánto sube el recibo de la luz en estas fechas? Lo decíamos antes: debemos contemplar todos los lados del cubo. Puede que no sean muchos los que deciden adornar su casa como si fuese la pista de un aeropuerto, aunque es cierto que a lo largo de diciembre el gasto energético sube. ¿Pero sabes una cosa? Tenemos el antídoto para evitar que eso suceda.

Bajar la factura de la electricidad en Navidad

Sigue este guión para conservar el dinero destinado a la universidad de tus hijos.

1. Las guirnaldas pueden apagarse

¿A qué viene eso de mantener las guirnaldas siempre encendidas? ¿Temes que los Reyes Magos no encuentren el camino a tu casa? Ellos ya tienen su estrella, compañero. Se apañan con la vista que les proporciona el techo nocturno. Lo que tú debes hacer cuando sales de casa, en Navidad y el resto de días, es apagar las luces de todas las estancias. Una acción que tendrías que realizar también cuando te metes bajo el edredón. El parpadeo de las guirnaldas debe reservarse sólo cuando estés en tu hogar, con los tuyos. Su encanto es para momentos especiales. De otro modo, te acostumbras a su presencia y pierden su valor.

2. Menos luces navideñas

Las casas que homenajeamos el otro día representan un amor casi enfermizo por la Navidad; tampoco es necesaria tanta luz para que Papá Noel nos recompense. Si quieres ahorrar energía para que tus facturas desciendan, opta por una estética más austera. Distribuye alguna luz aquí y otra allá, en puntos y rincones estratégicos. ¿No has oído nunca aquello de que menos es más? Y ya que estamos analizando el tema, te aconsejamos que apuestes por la iluminación navideña LEED. Los recursos están ahí para que los aproveches, luego no nos vengas con lamentos.

3. Prohibido el modo stand by

Sobre todo en estas fechas. Como bien sabrás, los aparatos electrónicos que permanecen en modo stand by siguen gastando. Y lo hacen de la manera más inútil; no aprovechas su funcionamiento y encima te cobran. Piensa en lo que puede pasar durante estas semanas: ¿cuántos objetos mantienes encendidos para que tu vivienda esté en sintonía con las fiestas? Muchos; perderás la cuenta si los enumeras. Cada vez que abandones tu hogar para llenar el buche en casas ajenas, tu inmueble continuará consumiendo. Por lo tanto, si no quieres romper tu hucha después de rasgar el sobre de la factura, apaga todos los aparatos que viven contigo. ¿Qué diantre pierdes al hacerlo?

4. Un árbol de Navidad LEED

El elemento ornamental que no puede faltar en tu casa para que luego no te llamen antinavideño, insensible o persona de poco espíritu. El abeto apostado en la esquina de todos los salones del mundo occidental es – y que nos parta un rayo si nos equivocamos – el protagonista absoluto de tu decoración. Pero tu arbolito no tiene por qué cumplir con los requisitos clásicos. O lo que es lo mismo: puedes hacer que no gaste tanta electricidad. Es muy sencillo: adquieres una imitación sintética que ya lleve incorporada la iluminación LEED y listos. Es reutilizable y se guarda sin que ocupe espacio. Y hablando de reutilizar: existe otra alternativa que consiste en montar un árbol a partir de cosas inservibles que encuentres por casa. Originalidad y diversión a partes iguales.

5. Un belén sin florituras  

Si Jesús nació entre la humildad de un modesto pesebre, ¿qué sentido tiene iluminar el lugar como si fuese una discoteca? Estarás gastando una barbaridad de dinero sin ser fidedigno a la realidad. Resulta absurdo saturar la conmemoración de ese nacimiento con luces intermitentes, ni siquiera hace falta incluir aquellas figuritas mecánicas que se accionan a través de la corriente. Lo importante es lo que pretendes representar, sea de la manera que sea. La sobriedad de un belén tradicional es preferible a la ostentación de un establo VIP.

6. Un uso responsable de la cocina

Puede que el comedor sea el sitio de reunión donde se congrega la familia para zampar, beber y alargar sobremesas. Es cierto. Pero es en la cocina donde se elaboran las delicias culinarias que, aunque no lo queramos, nos hacen ganar más de un quilo. Es uno de los espacios más transitados de la casa durante la Navidad; sus electrodomésticos funcionan a toda máquina para hornear aquel postre tan esperado, para lavar la vajilla que sólo sacas la noche del veinticuatro. ¿Sabes qué recomiendan algunos expertos para abaratar tus recibos? Meter en el horno dos recipientes a la vez. Dos por uno, amigo. Por otro lado, sólo debes activar el lavaplatos cuando esté a reventar de cacharros. Hasta que no lo veas lleno, no le des al botón.

Vaya, casi se nos olvida un detallito. Cuando estés preparando la mesa para que tus invitados se atiborren con tus recetas, distribuye algunas velas por el mantel. Es la ocasión perfecta para encenderlas. Tu economía doméstica lo agradecerá.

Aquí tienes uno de nuestros regalos para estas fiestas.

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